Aloha


Que El Gran Espíritu te guíe,
mientras el río corra
y la hierba crezca...

martes, 2 de diciembre de 2008

El Profeta de Paiute


Cuando yo estaba en el otro mundo con el Hombre Viejo, yo vi a todas las personas que se han muerto. Pero ellos no estaban tristes, estaban contentos mientras se ocupaban de sus ocupaciones antiguas, bailando, jugando, y tocando la pelota. Era una tierra agradable, a nivel, sin piedras o montañas, verde todo el tiempo, y rico en la abundancia de juegos y peces. Todos éramos para siempre jóvenes.

Dios me dijo que regresara a la Tierra después de mostrarme todo el cielo, y contarle a Sus personas que deben ser buenos y deben amarse entre si, no tengan peleas, y vivan en paz ; que deben trabajar, no mentir ni robar; y que deben acabar con la práctica de guerra.

Si obedecen las instrucciones fielmente del alto, ustedes se reunirán por fin con sus amigos en un mundo renovado dónde no abra ninguna muerte, enfermedad o vejez. Primero, sin embargo, la Tierra debe morirse. Los indios no deben tener miedo, el vendrá vivo de nuevo, igual que el sol se muere y viene vivo de nuevo. En la hora de la tribulación, un tremendo terremoto agitará la tierra. Los indios deben refugiarse en las tierras altas. Un diluvio poderoso seguirá. El agua y barro barrerán a la raza blanca y todos los escépticos indios a la muerte.

Entonces los antepasados indios muertos volverán, como los desaparecidos búfalos, y todo en la Tierra será una vez más un paraíso indio.

Wovoka, el Profeta de Paiute, (1858-1932)

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