Aloha


Que El Gran Espíritu te guíe,
mientras el río corra
y la hierba crezca...

viernes, 28 de noviembre de 2008

Mensaje de STANDING BEAR (Oso Parado) 4


¿Quién es un indígena americano?

"La herencia de sangre -- la transmitida de generación en generación--, hace a uno un indígena", es la respuesta de muchos.

Nosotros contestamos: "Nasgi" (No). ¡Es mucho más que esto!
Un indígena americano es una manera de pensar, de creer y de vivir."

El verdadero indígena americano es aquel que está consciente de su ser interior, y de la relación entre él y la creación; de el Gran Espíritu Creador y de todas las formas y elementos que componen su magnífico sueño. Ser indígena trata sobre el balance dentro de uno y dentro del Círculo de la Vida. Un indígena siente que está relacionado con todo lo creado y por eso respeta a toda la creación. Nos vemos como una parte del todo, incluyendo los animales, los pájaros, los peces, las piedras los elementos, el viento, el agua, e inclusive, las estrellas -- pero ninguna criatura siendo superior a la otra y todas formando componentes necesarios del Círculo.

El dominio por el hombre de algunas partes de la creación se extiende solamente hasta donde el Creador lo dispuso al principio. Hoy día, el hombre cree que su capacidad de dominio es todopoderosa y que tiene derecho a poseer todo lo que pueda agarrar. Por esto hay tanta falta de respeto a la Creación, y tanta expoliación y contaminación como resultado. ¿Cómo puede ser el hombre mejor que los animales, las plantas, y el agua? A diferencia del hombre, estos son puros y sin falta. ¿Qué cosa puede estar más cerca del Creador que una cosa sin falta? El saludo "Mitakuye Oyasin" (por todas nuestras relaciones) en nuestro corazón sabemos que es cierto -- "ka ki ke mina ka ki ke" (ahora y por siempre).

El indígena americano sueña. Soñamos que todos somos uno: uno con la Madre Tierra, con la Abuela Luna, con el Abuelo Sol, con todos los seres estelares, con toda la gente de la Isla Tortuga, y especialmente, uno con el Gran Espíritu Creador. Como soñadores, sabemos que los regalos que recibimos son para compartir, no para quedarnos con ellos. Hay luz y colores en nuestros sueños, los que nos guían a través de la bruma oscura de la realidad humana. En nuestros sueños buscamos el plano más elevado de la espiritualidad. Por eso podemos manejarnos en la oscuridad si miedo, sin dudas, sabiendo que la Luz nos va a manifestar la verdad.

El indígena americano no es rudo con la palabra, y es amable con los niños y aquellos que son menos afortunados. Manifestamos respeto por nuestros ancianos y nuestros ancestros. Según honramos a nuestros ancestros, estos honran los hijos de nuestros hijos. Un indígena vive de acuerdo a un código de conducta. Los mandamientos que le fueron dados por el Creador, sobrepasan en profundidad y amplitud las creencias de las religiones organizadas e institucionalizadas.

Un rasgo común entre los indígenas es su espíritu altruista. Aquel que verdaderamente va por el Buen Camino Rojo, sabe que nada en este mundo en realidad le pertenece. Sólo posee las cosas temporalmente. Las posesiones son prestadas por el Creador, aunque sean producto de nuestros esfuerzos. Este conocimiento sobre el dar y el recibir se extiende aún a la tierra donde residimos. Por esos sabemos que una persona no llega a ser verdaderamente rica, hasta que no haya regalado sus más preciadas posesiones.

Un indígena le habla a los animales, oye al agua cantar y el susurro de los árboles. Está en contacto con la creación desde lo más profundo de su ser espiritual. Es por todo lo anterior que, ¡el indígena nativo americano es un ser poderoso!

Surgen nuevamente las preguntas: ¿es un indígena americano nativo sólo aquel que puede dar muestras de que es uno de pura sangre? ¿Es un mestizo que usa atuendos indígenas un nativo americano? O, ¿puede cualquiera ser un indígena? Puede ser todo esto, o nada de esto; no hay diferencia. Todos somos humanos. Como enseña Woableza, mi hermano lakota, todos somos de "la raza de cinco dedos".


(Este mensaje fue dado en la montaña sagrada de Manataka, el 1 de enero de 2000)

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